El intendente de La Plata sacará a la calle a cooperativistas y agentes municipales sin preparación. La estrategia tiene una pata política y otra electoral.
El intendente de La Plata, Julio Garro, buscará esta semana un golpe de efecto en su ya pública pelea con el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. En rigor, es la continuidad de una estrategia que empezó con los recientes cambios en el Gabinete y tiene una pata política y otra electoral.
Garro tiene listo el lanzamiento de un “plan preventivo de seguridad” que buscará reforzar la idea de que existe un abandono de la seguridad de los platenses por parte de la administración de a Axel Kicillof. Posiblemente sea mediante una solicitada que llevará su firma en un matutino platense.
“Ahora parece estar pidiendo diálogo cuando fue el Municipio quien desapareció de la mesa de coordinación. Los únicos dos pedidos que hicieron fue para un operativo contra manteros y por la nocturnidad y a todas se les contestó que sí”, dijeron desde el Ministerio de Seguridad bonaerense a este medio.
La intención del intendente es adecuar los móviles de la debilitada Guardia Urbana de Prevención y de la Secretaría de Convivencia y Control Ciudadano para sacar a la calle a cooperativistas y agentes municipales sin ningún tipo de capacitación para accionar frente al delito.
La movida incluirá el préstamo por parte de la Ciudad de Buenos Aires de cinco móviles y la puesta en marcha de otros tantos recuperados por la Justicia de Faltas para engrosar la escasa flota con que cuenta el Municipio platense. La presentación también contará con la presencia del vicejefe porteño, Diego Santilli.
Sin embargo, desde la cartera a cargo de Berni le bajaron el precio a la iniciativa. “Es una venta de humo; tiene 8 o 10 móviles nada más, y los agentes no pueden portar armas. Hacemos una lectura política de la situación. El intendente prefiere salir en los medios que sentarse a trabajar”, fustigaron.
El lanzamiento del “plan” se trata de una jugada que comenzó con el empoderamiento del ahora “super” secretario de Seguridad, Darío Ganduglia, un hombre que enfrentó múltiples cortocircuitos con el Ministerio de Seguridad bonaerense.
Según pudo saber este medio, hubo un pedido explícito de la cartera de Seguridad de correr a Ganduglia como interlocutor, pedido que colisionó con las aspiraciones electorales del intendente, quien impone a la tropa propia al “super” secretario como un sucesor de cara a los comicios de 2023.
La elección de Garro quedó evidenciada en el corrimiento drástico de la escena política de todos los que mostraron aspiraciones como ocurrió con la presidenta del Consejo Deliberante, Ileana Cid, el Secretario de Gobierno, Marcelo “Chuby” Leguizamón, y el caso extremo del extitular del Concejo, Fernando Ponce.
El respaldo de Garro a Ganduglia también llega en medio de las posibles complicaciones judiciales que se deriven del caso de la diputada provincial Carolina Píparo, donde el funcionario tuvo un accionar cuanto menos dudoso. Por ese motivo, Ganduglia sufrió el allanamiento en su propia Secretaría. Desde la oposición vienen reclamando que se periten los teléfonos del funcionario.
Además, los cambios en el Gabinete representaron volver a dotar de recursos a Ganduglia, quien después del descabezamiento de la cúpula policial platense se había quedado con una secretaría vaciada y reducida al mero accionar de los puestos de control en las plazas de la ciudad.
De profesión abogado, Ganduglia cursó sus estudios en derecho con el propio intendente platense Julio Garro. Según pudo saber este medio, en el Ministerio de Seguridad, además de la notoria falta de entendimiento, achacan la falta de conocimiento del secretario en la materia.
Por caso, la tensión entre el funcionario municipal y la cartera de Seguridad se evidencio en la resistencia a entregar a la Provincia los móviles de la Policía Local que tenía en su poder y posteriormente a aportar la nafta para que funcionen, tal como vienen denunciando la oposición local.
En el medio, la estrategia de Garro implicó la renuncia de la Secretaria de Control y Convivencia Ciudadana, Virginia Pérez Cattáneo, que había mantenido una gestión de alto perfil público y había llegado por un amplio consenso al Gabinete.
Conocida la intención del intendente, Pérez Cattáneo con su alejamiento parecería estar mostrando su disconformidad con la decisión de degradar el organismo, que en los hechos representa la restitución los andamiajes de la vieja y viciada estructura de Control Urbano. Pese a esto Garro manifestó su voluntad de que la funcionaria continúe dentro de la gestión.
Por caso, el cambio más notorio fue en la nocturnidad, donde la funcionaria había ejercido un fuerte control y en una semana quedó totalmente liberada. De hecho, Pérez Cattáneo habría mantenido diferencias con el exdirector, Daniel Ojeda, un hombre nombrado por Julio Garro.
Para ocupar el lugar que dejó la funcionaria Garro ubicó a Néstor Pulichino, un referente del Frente Renovador de Sergio Massa, quien, a dos semanas de los cambios en el organismo, inexplicablemente, todavía no asumió el cargo.
Vale recordar que el inicio del conflicto con Berni, que derivó en el reemplazo del jefe de la Departamental La Plata, Sebastián Martínez Paz, por Martín Novelino, y al titular de la Policía Local, Pablo Moracca, por Juan Luis Muñoz, además de otros diez nombres de la estructura policial, nunca quedó claro del todo.
Desde Provincia alegaron que se trataba de “cambios internos” y una reacción al abandono de Garro de la mesa de coordinación; y desde el Municipio dijeron existían tensiones por la postergación de la entrega de los $400 millones del Plan de Seguridad. Sin embargo, a todas luces parecerían operar intereses mucho más complejos.
Diputados Bonaerenses