La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) actualizó hoy sus proyecciones de crecimiento para los países de la región en 2024 y registró una alza promedio de 2,1% para este año, salvo para Argentina y Haití, donde proyectó una caída de 3,1% y 2%, respectivamente.

Por qué importa.

El Indec informó ayer que los sectores de la Construcción y la Industria, dos de los que más aportan al PBI de Argentina (sobre todo el segundo, con un 15,7%) sufrieron en marzo fuertes caídas interanuales de 42,2% y 21,2% respectivamente, un fondo que no se tocaba desde 2020 en la pandemia.

En detalle.

El informe del organismo de la ONU estima que América del Sur crecerá en promedio un 1,6%, América Central y México un 2,7% y el Caribe (excluyendo Guyana) un 2,8%. Sin embargo, en el caso argentino la Cepal prevé que el país decrecerá un 3,1%, el único país de Sudamérica en hacerlo y uno de los dos, junto con Haití, si se toman todos los países relevados. 

Riesgos.

La Cepal advirtió los «varios  factores de riesgo» que afectarán a los mercados globales este año y señaló que «las crecientes tensiones geopolíticas están llevando al mundo hacia un fuerte reacomodo de las cadenas de valor». También señaló que «existe el riesgo de que los aumentos en los precios de los productos básicos puedan retrasar las bajas de tasas de interés de política por parte de los principales bancos centrales, con efectos negativos para el crecimiento económico mundial». Además, remarcó que si las tasas de interés permanecieran elevadas por más tiempo, podrían aumentar aún más las vulnerabilidades por la carga de deuda en varias economías emergentes y en desarrollo, y también la vulnerabilidad del sector financiero en los países desarrollados».

Propuestas.

El organismo sostuvo que para dinamizar el crecimiento la región «debe incrementar su productividad y aumentar la inversión en capital físico y humano». «Para ello, la región no solo debe invertir más, sino que debe invertir mejor», enfatizó. Para eso, aconsejó promover «diversas áreas que son críticas para incrementar la productividad, infraestructura, telecomunicaciones, digitalización, investigación y desarrollo, mejoras significativas en los programas de salud, y una adecuación a los sistemas educativos para responder a los cambios que la digitalización y automatización suponen para los mercados de trabajo».

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