La inflación de julio, en el 4%, una cifra inesperada no hace tanto tiempo, le da una gran plafond al Gobierno para avanzar en su agenda de reformas económicas. Crece el story telling de la recuperación de los ingresos de la población, que vienen descontándole ventaja al fogonazo de precios que disparó la devaluación de diciembre y el tren sin control de la emisión de Sergio Massa.
Aplausos por ello. Gran parte de la estabilización de la inflación y del tipo de cambio tuvo que ver con enormes decisiones políticas y la habilidad técnica del equipo económico: eliminar el financiamiento al Tesoro, limpiar el balance del Banco Central -aun a costa de pasarle a Economía su deuda-, borrar de un plumazo los pasivos remunerados, restablecer el financiamiento al Gobierno y el de los bancos al sector privado.
También es cierto que ayuda la recesión para frenar el consumo y evitar la demanda de dólares para importación sobre reservas internacionales que se dificulta engrosar.
El frente del dólar empieza a llevar el foco a otra discusión. La que se relaciona con la actividad, la inversión y el dólar. Los esfuerzos oficiales están puestos, ahora, en la dinamización el ingreso de capitales. Lo reafirmó el ministro Luis Caputo, quien en la Bolsa de Cereales subrayó que el blanqueo de capitales puesto en marcha no persigue fines recaudatorios sino dinamizadores de la actividad.
«Las decisiones de inversión en la economía real llevan mucho tiempo. En ese sentido, el presidente es un atajo fenomenal para que lleguen más rápido», dijo Caputo. Junto con el desafío de la gestión, está el desafío del tiempo: no hay una eternidad para la puesta en marcha de la economía, en un contexto de divisas que todavía son escasas.
FUTURO
El blanqueo permitirá financiar la inversión y fortalecer reservas, dado el encaje que requiere, hasta diciembre de 2025, si es que el contribuyente no quiere pagar la «penalidad» de 5 por ciento.
Se avecinan vencimientos en el primer semestre de 2025 por u$s 12.300 millones. El tiempo apremia. Y los inversores creen ver que, superada la epopeya del ajuste fiscal, de la eliminación de la hiperexpansión monetaria inflacionaria; estabilizados los precios, ahora esperan ver el marco para volcar los u$s 40.000 millones que dice Caputo que se anotan para invertir con el RIGI.
TIPO DE CAMBIO FIJO
«Sé que a ustedes los desvela el cepo y a nosotros también, pero no se trata de salir a las apuradas o mal. Acá lo que hay que entender es que estamos terminando con el impuesto más distorsivo de todos que es el impuesto inflacionario», dijo el ministro. Bueno, se van superando etapas, y la de la liberación del dólar va subiendo en la escala.
Los mensajes son contradictorios. El presidente también ayer dijo que no es imposible crecer con cepo.
En realidad, se avecina otro debate, que alguna vez anticipamos en La City. Es el del futuro régimen cambiario, y la ilusión creada al calor de las promesas de la campaña electoral de una liberación del tipo de cambio al mercado. Eso fue lo que dio a entender, en el segundo semestre de 2023, de que el dólar se dispararía en una gestión de Milei, puesto que la cotización se acomodaría a una relación de convertibilidad con los pesos con una emisión estallada.
Lo que va quedando claro, con el paso de los meses, es que el esquema será de un tipo de cambio con estrictas pautas de intervención oficial, si no fijo.
Mientras tanto, el cepo está haciendo ese trabajo.
¿Se podrá bajar el riesgo país sin resolver el dilema?
El Cronista