La confirmación de la postulación presidencial del ministro de Economía, Sergio Massa, no pasó inadvertida en el mundo empresario. El fin de semana del cierre de candidaturas, cuando se dio a conocer que el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, y el embajador en Brasil, Daniel Scioli, se bajaban de la carrera, se notó cierto alivio en un asado con empresarios y varios CEO de compañías de primer nivel.

Uno de los asistentes relató, no sin asombro, que con el cambio de nombres en el oficialismo los responsables de los destinos de grandes compañías ya empezaban a mirar con otros ojos al actual mandamás del Palacio de Hacienda.

«De pronto, Massa pasó a ser alto, rubio y de ojos celestes. Llegaron a decir que el ministro es Erling Haaland, el noruego goleador del Manchester City y campeón de la UEFA Champions League», contó, entre risas, el ocasional comensal.

Pese a las chanzas, señaló el número uno de un importante estudio de abogados corporativos, las perspectivas para los negocios en la Argentina siguen complicadas. Ni la candidatura de un reconocido aliado de los Estados Unidos como Massa ni la perspectiva de un cambio de gobierno alcanzan para despertar el interés de los capitales externos por los activos argentinos, que se encuentran en mínimos históricos.

La contrapartida, agregó, es que solo por cuestiones meteorológicas se espera que 2024 y 2025 sean años menos duros para la economía local. Sin sequía y, tal vez, con un gobierno más amigable con los mercados, las puertas para las inversiones extranjeras se empezarían a abrir. Resta saber quién se va a animar a ingresar en un país conocido por cambiar las reglas de juego a mitad de camino.

¿La buena noticia? Hay quienes dicen que los mercados tienen memoria corta.

El Cronista