La presión que comienza a ejercer el precio de la carne sobre la inflación descolocó al Gobierno. La industria venía advirtiendo desde el año pasado que a partir de este año la evolución de los precios sería muy diferente a la de 2022, pero la tendencia que se comienza a ver preocupa en Economía.
El año pasado los valores de la carne subieron 42,2%, bastante por debajo del IPC general, y lo que ya se ve es cómo en poco tiempo los precios comenzaron a correr a una velocidad más rápida de lo que el Gobierno hubiera querido.
«Era un producto barato con relación a cualquier otro producto de la canasta de alimentos», se atajan en el sector. En la industria advierten que el retraso que se acumuló el año pasado alcanza al 70%, y en el arranque de 2023 ya se dieron aumentos de un 30%.
¿Esto terminará acá? Lamentablemente no; para las próximas semanas se esperan más retoques en las carnicerías, que podrían oscilar entre un 15% y un 20%.
Y según afirman los ganaderos, esta tendencia se podría agudizar con el correr del año y ante la retención de cabezas que ya se observa, lo que terminará por achicar la oferta, y terminará dando un nuevo empujón a los precios.
Siempre hay una excusa que sirva para que Sergio Massa vea alejarse su sueño de «la inflación que empiece con 3».
El Cronista