LA LETRA CHICA DE SÚPER CERCA: POR QUÉ LOS CONSUMIDORES DE AMBA VAN A SUBSIDIAR AL RESTO DEL PAÍS

El programa «Súper Cerca» obliga a las empresas a vender 70 productos a un precio único en los 24 distritos. En las provincias ya se consiguen productos más económicos que el mes pasado; pero en Buenos Aires y el Conurbano se pagan más caros.

El costo de envío de un producto varía según la cantidad de kilómetros que el camión que lo distribuye tiene que recorrer para llevarlo de la fábrica al punto de venta. 

Esto es una obviedad, aunque sirve para entender por qué en Mar del Plata un litro de leche entera en sachet de segunda marca cuesta $45 menos que en la ciudad de Corrientes, $35 menos que en San Miguel de Tucumán y $30 menos que en almacenes de Puerto Madryn y de Santa Fe.

Algo similar ocurre con los precios de góndola en supermercados chinos y comercios de barrio del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) si se los coteja con los del resto del país. Un mismo paquete de 500 gramos de tallarines cuesta $59 en Neuquén, $55 en San Juan y $45 en el promedio de los comercios relevados por este diario en locales de barrio del Conurbano bonaerense.

Esas diferencias desataron una discusión clave que se extendió durante más de un mes entre empresas y funcionarios mientras diseñaban el nuevo programa «Súper Cerca» en la Secretaría de Comercio. Estampar un único precio en el envase de un alimento que debe ser distribuido en el país hasta fin de año genera un desequilibrio en la cadena de costos. Los directivos de las compañías que los producen le advirtieron al Gobierno que una porción de los consumidores pagará más por cada producto para que muchos otros paguen menos.

La discusión sobre quienes absorberán los costos logísticos que no puedan ser trasladados a los precios de «Súper Cerca» llegó a la mesa de reuniones de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL). Los miembros de la entidad coincidieron en que AMBA será el distrito más perjudicado con la medida oficial que congeló una canasta para llevar alivio al bolsillo del consumidor argentino promedio.

La conclusión a la que llegaron directivos de seis empresas consultadas por El Cronista: los consumidores de la Ciudad de Buenos Aires y del Conurbano deben comprar más caro para que en el interior esos productos sean más accesibles.

En comercios de las provincias más alejadas del centro del país se ven bajas en los precios. Según un relevamiento elaborado por El Cronista, desde ahora los sanjuaninos que van al «chino» pagan hasta $4 menos por el pote de 400 gramos de dulce de leche «La Martona» (de $126 a $122, precio fijado por el Gobierno); $3 menos que hasta la semana pasada por un litro de leche en sachet «La Martona» o similar ($77 a $74); y $5 menos por el yogur entero «García» de 900 gramos ($99 a $94). 

Los consumidores notan una reducción en el arroz «Luchetti» de 500 gramos, que hasta la semana pasada costaba $70 y que la Secretaría de Comercio fijó en $65 desde julio y hasta fin de año. Además, medio kilo de fideos «La Favorita» cuesta $5 menos por paquete que en junio; el puré de tomate «Marolio», hasta $10 menos por unidad; y la caja de mate cocido «Unión», $15 menos que hace una semana.

El beneficio es mayor aún para los consumidores de Puerto Madryn. El litro de leche en sachet «La Martona» (o similar) se vende a $21 menos en los comercios de cercanía de esa ciudad de Chubut. Bajó de $95 a $74. Ahora el paquete de 300 gramos de cacao «Nescao» se consigue por $18 menos ($158 vs $140) y el frasco de mermelada de ciruela «Noel» se abarató de forma automática: costaba $128 y ahora, $108.

En las ciudades de Tucumán, Chaco, Misiones, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Corrientes, La Rioja, Neuquén, Viedma y Salta ocurre lo mismo con los lácteos, los fideos, las infusiones, la yerba, el arroz, los enlatados, las galletitas y las harinas. Solo basta con cotejar los precios de junio con los que están vigentes desde este mes listados en la página oficial de la Secretaría de Comercio.

Mientras en el interior los consumidores celebran las rebajas, los bonaerenses y porteños protestan porque desde que rige el listado de precios congelados para comercios de cercanía y mayoristas gastan un 20,8% promedio más para acceder a 30 de los 70 ítems que tiene el programa «Súper Cerca».

Por ejemplo, un porteño paga 6% más ($115 a $122) por el dulce de leche «La Martona» que en junio y hasta 4% más ($72 a $74) por un litro de leche en sachet de la misma marca. Las mayores diferencias se observan en los 450 gramos de pan rallado marca «Favorita», que desde este mes se vende con un 38% de aumento ($47 a $65); y en la caja de 100 unidades de té «La Morenita», que subió 12% por decreto: de $160 a $179.

Mar del Plata, uno de los mercados con los precios más económicos del país por su bajo nivel salarial y sus altos índices de desempleo, también sufre incrementos porcentuales de dos dígitos. Las galletitas Boca de Dama de «Terrabusi» por 170 gramos aumentaron 43% este mes: subieron de $56 a $80 en almacenes. El kilo de harina «Cañuelas» 000 se encareció 44%: aumentó de $55 a $79; y el pote de 290 gramos de queso crema «García» se incrementó 20% (de $139 a $168) en supermercados independientes y proveedurías de la ciudad balnearia.

En partidos del Conurbano también se ven aumentos. Por imposición de Comercio, en Lomas de Zamora se necesita hasta un 10% más ($67 a $74) para comprar la leche de «Súper Cerca» o similar. En Tigre hay que pagar 2% más por la tapa de tarta «Favorita» ($84 a $85) y en Ezeiza, 3% más por un paquete de 112 gramos de galletitas de agua «Arcor» (de $35 a $37).

La intervención del Estado logró -una vez más- lo que hasta ahora nunca había ocurrido antes: por primera vez consumidores que residen en AMBA subsidiarán parte del costo de los alimentos a quienes viven en el interior. 

«Se genera una desalineación de los precios relativos al obligar a las empresas a congelar productos por seis meses. La Secretaría de Comercio busca bajar esa dispersión entre productos específicos que se ve en las provincias, pero la consecuencia es que en el futuro generará mayor presión sobre el resto de los precios», analiza Federico Filippini, economista jefe de Mindy-Economics y profesor de macroeconomía de la Universidad Torcuato Di Tella.

Sin embargo, ese desequilibrio no va a durar los seis meses que tiene de vigencia el programa porque la tasa de inflación terminará corrigiendo lo que hoy «Súper Cerca» está distorsionando en las góndolas. «Intentamos convencer a la secretaria Paula Español de no imprimir precios en los envases. La heterogeneidad que se ve en comercios de cercanía de todo el país está justificada por el costo de distribución y los impuestos de cada distrito», explica el director de comercialización de una alimenticia. 

Según sus cálculos, enviar un producto de Buenos Aires a Ushuaia tiene un costo adicional de 4%, sin incluir los impuestos provinciales y municipales. «Un paquete de un kilo de arroz que viaja de Buenos Aires a Tierra del Fuego paga casi $23 de flete e impuestos. Ese mismo producto en comercios de cercanía de La Plata se consigue a $63, mientras que en Río Grande cuesta $85. Misma marca, mismo envase», agrega.

Emilio Felcman, director del departamento de estudios económicos de Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), sigue de cerca este tema. 

«En el primer semestre los costos del transporte de carga acumulan 26% de aumento, uno o dos puntos por encima de la inflación del año», dice el economista. En 2021, las empresas de logística ajustaron tarifas en función de los incrementos de lubricantes (56,4 %); de neumáticos (45,1 %); y de combustibles (38%). «Las largas distancias siempre tienen costos superiores. No puede costar lo mismo un flete que recorre 500 kilómetros que otro que hace 1.500», agrega.

Los costos por kilómetro recorrido los calculó el economista jefe de la Fundación Agropecuaria para le Desarrollo de Argentina (FADA). David Miazzo aclara que el costo del transporte no incide de la misma forma en todos los productos: «un camión que transporta leche fluida explica un 8,6% del precio final del producto en mostrador».

Según Filippini, el Gobierno está convencido de que tiene la capacidad de resolver algo que el mercado no hace naturalmente. «En la Secretaría de Comercio se creen capaces de determinar cuánto vale cada cosa y hay evidencia empírica suficiente que demuestra que el mercado es muy eficiente a la hora de definir precios de equilibrio en una economía», opina el economista.

El Gobierno intenta suavizar los desequilibrios que genera inflación en los precios relativos. Interviene para disimular el aumento de los alimentos antes de las elecciones. En el camino desequilibrar la función de costos de las empresas que generarán mayor presión sobre el resto de los precios en el futuro. En la Argentina la historia es conocida: congelar 70 productos por seis meses es la contracara de nuevas subas generalizadas en el resto de la economía.

El Cronista

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