Cristina Fernández de Kirchner planteó que el país tiene que ponerse firme para que las empresas que extraen el litio también lo elaboren internamente.
En su último discurso, Cristina Fernández de Kirchner nombró a Potosí y sus palabras tuvieron amplio rebote. La vicepresidenta de la Nación habló de lo que vienen haciendo –o dijeron que harán– Chile y Bolivia con el litio, y de cómo entonces algunos se ilusionan con que si allí de algún modo se recortan prerrogativas empresariales, las inversiones vendrían a la Argentina, en donde tendrían más ventajas.
Cristina dijo: «No seamos Potosí, sino Malasia o Corea». La multitud respondió: “Patria sí, colonia no”. ¿Qué fue Potosí? ¿Y qué hacen e hicieron en Asia para desarrollarse? Potosí, hoy Bolivia, estaba en el Alto Perú en el siglo XVI cuando llegó el virrey Toledo. Dice Eduardo Galeano que «Potosí fue el centro de la vida colonial americana” y que «hasta las herraduras de los caballos eran de plata».
Perú era para entonces el principal virreinato de España en lo que hoy es Latinoamérica. En especial por la minería y por la plata. México vendría luego, con Guanajuato y Zacatecas. Que la Corona española no haya aprovechado tanto esa riqueza explotada aquí y fugada allá es otra historia, que tiene que ver con los pagos e indemnizaciones que hacía a otras potencias europeas, con las que se endeudó en guerras y conquistas hasta su decadencia.
Toledo
Toledo fue un virrey con base en Lima, pero patrulló Cusco, Potosí y otras comarcas del altiplano andino entre 1569 y 1581, que bien podría llamarse una “década perdida” para los pueblos originarios del lugar. Los incas, que antes habían conquistado a otros pueblos, tuvieron en Toledo al verdugo de su último emperador de Vilcabamba, Túpac Amaru I, acuchillado por los conquistadores en la plaza de Cusco, decapitado a la vista de todos y todas, su cabeza puesta en picota como escarmiento por rebelarse.
El virrey Toledo sistematizó la explotación indígena “mejorando” –para los intereses de la Corona– la figura incaica de la mita para el trabajo en las minas. Aplicó esa forma de organización del trabajo para el caso del gran cerro de Potosí, ya que esa institución también era usada en el Tawantinsuyu para otros trabajos como construcción y obras públicas.
Hizo asimismo que la mina de plata más grande del mundo cambiara su forma de producción hacia otras formas de amalgamación, lo cual mejoró la productividad. Todo lo cual derivó en que, al poco tiempo, las ganancias del cerro se multiplicaran varias veces a favor de España, con lo que el virrey ganó más apoyo del rey Felipe II.
Alrededor del llamado Cerro Rico de Potosí no hubo desarrollo, sino ganancia para los explotadores extranjeros. En cambio, para los lugareños se desarrolló la pobreza por siglos.
El litio
Actualmente, el gobierno de Luis Arce, como antes el de Evo Morales, trabaja para que no se repita esa historia con el Salar de Uyuni, la mayor reserva de litio y no-metales del mundo. Busca que Potosí cambie su perfil de proveedor perdidoso de materia prima a fabricante de baterías de litio, a partir de las empresas bolivianas Industrias Quantum y Yacimientos de Litio Bolivianos. Es decir, agregar valor al recurso natural que está en su tierra. La primera fábrica se inauguró en 2022.
En Argentina se vive también ese debate, con inversiones operativas en litio de empresas de Estados Unidos y Australia y de otras en proyecto con algunos socios locales donde talla en especial China, justamente uno de los temas que propicia la gira de estos días del ministro Sergio Massa.
“Cuando escucho a algunos dirigentes –continuó CFK en Plaza de Mayo– a los cuales respeto porque son votados por su pueblo, ponerse contentos porque en Bolivia y Chile han sacado legislaciones que cuidan el litio, y se ponen contentos porque dicen: ‘ah, bueno, porque les ponen muchas exigencias allá, se van a venir todos para acá’… Pero qué vocación de colonia, hermano. Qué vocación de volver a ser Potosí. Ponete en la cabeza ser Malasia, ser Corea, pero no volver a ser Potosí, por favor. Debemos tener mirada estratégica, que vengan a explotarlo, pero queremos… no digo que los autos eléctricos los hagan acá, pero por lo menos, hermano, una parte de la batería o la batería entera hacela acá, si te la estás llevando toda”.
Argentina ya tiene en YPF Litio e YPF Tec proyectos al respecto, habrá que ver cómo siguen una vez que cambie el gobierno a fin de año. Impulsadas durante el gobierno de CFK, esas empresas se vaciaron en el período 2016/19 y estos últimos cuatro años se reactivaron con hechos concretos y buena potencialidad.
Primarización
Hace cinco siglos, dijo por su parte Toledo: “No se pueden gobernar estos naturales sin que los caciques sean los instrumentos de la ejecución, así en lo temporal como en lo espiritual, ni hay cosa que más pueda con ellos para el bien y el mal… Es necesario que estos caciques sean buenos, para que con su ejemplo se le pegue el bien, pues puede más una palabra destos (sic) para que dejen sus ídolos y otras maldades, que cien sermones de religiosos”.
Si no se avanza en la línea que plantea CFK, se puede reemplazar el nombre de Felipe II por el mandamás del FMI o de las grandes multinacionales, el de Toledo por el gobernante de turno y el de los caciques colaboracionistas por quienes alientan la primarización perpetua en América Latina.
Por cierto, en Asia oriental y el sudeste asiático –cada país tiene sus particularidades, en Corea del Sur prácticamente gobierna un puñado de grupos económicos, pero al menos tienen alguna vocación nacional– el Estado ha tendido a disciplinar a las elites, a obligarlas a reinvertir localmente e industrializar y a continuar estratégicamente, desde hace décadas, con planes de desarrollo productivo.
Página/12