Hola, ¿cómo estás? Ante todo, feliz día de la patria. Acá estamos, con la escarapela en el pecho junto a los editores de El Cronista, para revisar de dónde venimos e intentar discernir hacia dónde vamos. 

La jornada encontrará esta tarde al ministro de Economía, Sergio Massa, soportando el frío en el kilómetro 285 de la ruta provincial 85, en la bonaerense Salliqueló. 

Allí, donde espera que la inauguración del gasoducto de Vaca Muerta no solo implique el punto de partida para comenzar a deterrir el hielo de las cuentas nacionales con promesas de un futuro venturoso, a partir de la «independencia energética» -frase que seguramente no faltará en un 9 de julio-; sino, sobre todo, contribuya a que la feligresía oficialista le brinde el calor de campaña con la foto deseada, esa en la que no faltarán los irreconciliables Alberto Fernández y Cristina Kirchner, como nos cuenta hoy Matías Bonelli.

Será para el ministro-candidato, en definitiva, una forma también de brindar señales positivas a falta del esperado entendimiento con el FMI, noticia ausente que integra las tres amenazas que se ciernen sobre el trade electoral en la fiesta de los mercados, como nos detalla Mariana Shaalo en este envío.

Por ahora, más allá del deseo oficialista, la única novedad al respecto es que no hay novedad. Solo la confirmación de que el próximo pago fue diferido hasta fin de mes. En ese período, el «Haaland criollo» -como llegaron a denominarlo en círculos empresarios al conocer su candidatura según una entretenida anécdota que nos narra hoy Ricardo Quesada, junto con la visión del Círculo Rojo sobre la elección y el futuro del país-, esperará que le corran el arco de las metas acordadas con el organismo financiero y, por qué no, un pase gol, una asistencia de Washington que ayude al oficialismo a mantenerse en juego y encarar la final de las urnas.  

El Cronista