A Javier Milei se le terminó la luna de miel. Eso parece decirle el mercado, con los dólares financieros subiendo fuertemente en la semana por encima de los $ 1100, la brecha cambiaria agrandándose a 40% y el riesgo país rozando los 2000 puntos. Con la paz cambiaria de diciembre y el rally de los bonos soberanos en el espejo retrovisor, el Presidente observa los nubarrones que le cierran el paso con una sola certeza: a días de cumplir un mes en la Casa Rosada, en el mercado cada vez lo ven menos como un León y más como una calabaza.
En el mercado observan con lupa la viabilidad de las reformas del presidente. Al ritmo de los amparos judiciales contra el DNU, el fiasco en las dos licitaciones de los Bopreal, y el desafío de la CGT con un paro general empiezan a sembrar dudas sobre la capacidad del jefe de Estado para imponer su agenda.
El Gobierno se enfrenta poco a poco a un shock de realidad: no tiene las bancas en el Congreso para imponer sin concesiones su Ley Ómnibus, pero tampoco tiene los dólares en el Banco Central para que los importadores paguen una deuda comercial que trepa hasta los u$s 62.000 millones ni para levantar el cepo. Por eso ofreció un instrumento, los Bopreal, también conocido como el bono libertario, que no sedujo a casi nadie: en sus dos primeras licitaciones apenas colocó el 9% y 8% de los montos ofertados, respectivamente.
Los importadores prefieren sacrificar el acceso al mercado oficial de cambios (especialmente los que no necesitan nuevas importaciones) y se vuelcan al Contado con Liquidación, aún está más barato que el «dólar Bopreal» que cotiza entre $ 1500 y $ 1800. «Los Bopreal solo pueden andar si sigue subiendo la brecha, lo cual sería un problema mucho más serio», opinan en el mercado, señalando el efecto de la manta corta: cuanto más éxito tiene el Gobierno en un área de la economía, peor desempeño tiene en la otra.
Con la certeza que la suerte política de su gestión se juega en 2024, el Ejecutivo propuso a los bancos un canje de deuda en pesos para limpiar los vencimientos de este año. De adhesión voluntaria, los títulos se canjearían por otros más largos que cubran ante la evolución de la inflación.
Mientras el mercado pricea que el León está llegando a la medianoche y puede convertirse en una calabaza, el Presidente acelera a fondo y busca estabilizar la economía. Para él, es plata o mierda. ¿Lo logrará?
El Cronista