Los motivos de la virulenta respuesta de la Agremiación Médica Platense serían por el millonario rol de intermediario que cumple frente a los médicos. La trama oculta y las sospechas por corrupción. Lo números.
La cruzada que emprendió la Agremiación Médica Platense (AMP) luego de que el Instituto Médico Obra Asistencial (IOMA) presentara 12 denuncias penales contra médicos por “fraude en perjuicio de la administración pública” y contra las autoridades de la entidad por “omisión de control de prestaciones médicas”, alcanzó la semana pasada su punto más alto con la prescindencia del convenio.
La Agremiación, acostumbrada a batallar, respondió con una serie de retenciones de tareas, marchas en plena cuarentena, acusaciones de deudas y una campaña contra una supuesta eliminación de la libre elección de prestadores contemplada en la carta orgánica del IOMA, cambio que define la Legislatura donde Axel Kicillof es minoría. La movida encontró un rápido respaldo de los bloques parlamentarios de Juntos por el Cambio.
La ruptura del convenio significó correr a la AMP como agente de pago y que los cerca de 5.000 médicos platenses –un 80% del total- que mantiene cautivos la Agremiación le pasen a facturar directo al IOMA. Esto es, según fuentes del sector, una pérdida de $1.200 millones para la entidad. La verdadera disputa oculta en la decisión de alto costo político que tomó Kicillof.
De acuerdo a lo que reconstruyó Diputados Bonaerenses, la AMP se quedaría con la jugosa tajada del 6% del volumen total de facturación de los médicos sobre un estimado, antes de la pandemia, de entre $100 y $130 millones mensuales, lo que equivale a 1.200 millones al año. Se trataría de un descuento que no está en los convenios.
De ese total anualizado, siempre de acuerdo a las fuentes consultadas, cerca de $600 millones corresponde a prestaciones médicas que en muchos casos podrían ir a parar a clínicas amigas. Un negocio redondo que colocaría en el otro extremo, en el de los presuntos estafados y perjudicados, a los afiliados del IOMA y los propios médicos.
Los profesionales se verían damnificados por partida doble. Por un lado, afrontan una cadena de descuentos que iniciaría con del 7% de la AMP, a lo que le siguen los de las sociedades científicas, los de la Caja y los impositivos. En algunos casos alcanza el 50% de lo facturado por el médico.
Por el otro, la distribución de la facturación que presentaba la AMP tendría una fuerte desigualdad: el 20% de los médicos se llevaría el 80% de los recursos. Además, de millonario el entramado quedaría entre unos pocos profesionales y un puñado de sanatorios cercanos.
“Sólo se sacó la intermediación de la AMP. No se cambiaron las condiciones laborales y los reconocemos como representante gremial. Por eso no hay mucho fundamento en su reclamo, sólo que están peleando la autorregulación del mercado y hay una discusión de fondo”, explicaron las fuentes consultadas.
Más allá del mencionado debate ideológico, el fundamento de la respuesta de la AMP podrían ser esos $1.200 millones en juego. “Consideran que son dueños de esa porción de dinero que le corresponde a los 300 mil afiliados de La Plata, saben el poder que tienen”, completaron.
En tanto, según pudo saber este portal desde los gremios de la salud consideran que no es el momento para emprender la batalla, mientras la AMP convoca a los médicos a la rebelión como pasó el fin de semana pasado donde se llegaron a suspender cirugías programadas. Sin embargo, reconocen necesario discutir el rol que juega la Agremiación. Es otra luz de alerta.
Los “modos” de la AMP también entran en el radar de discusión. No son pocos los que aseguran que la entidad mantendría cautivos a los médicos mediante amenazas de desagremiar o bloquear los certificados de ética. Tal es el punto que los profesionales no se animan a decirlo abiertamente porque al día hay siguiente que volver al consultorio.
Nos acusaban de querer coartar la libre elección del médico y lo terminan haciendo ellos a base de extorsionar a los profesionales”, ironizó una de las fuentes.
INTOCABLES
La AMP nació a mediados de 1941, exactamente 16 años antes de que se promulgara el decreto que creó el IOMA. En ese sentido, desde que la entidad cruzó destino con la obra social forjaron una relación tan simbiótica como tóxica. “Parece que el IOMA se hubiese creado a medida de la Agremiación”, dijo un consultado.
Desde entonces, la AMP supo confrontar con todos los gobiernos de turno con la misma virulencia sin distinción en el color político. En un pasado reciente, los blancos fueron los ex gobernadores María Eugenia Vidal y Daniel Osvaldo Scioli. Ahora el objeto de la cruzada es Axel Kicillof.
La Agremiación que ningún Gobierno supo, quiso o pudo doblegar ostenta una representación mayoritaria en La Plata y con ese poderío mantuvo una actitud “beligerante” desde el comienzo de la gestión Kicillof.
El motivo sería un nomenclador “impagable” que prometió Vidal antes de irse, que duplica y en algunos triplica el valor de las prácticas, consultas y los “copagos”. Así, la relación, que de movida arrancó deteriorada, se terminó de dinamitar con la definición categórica que bajó Kicillof al titular del IOMA, Homero Giles, de “terminar con la corrupción”.
En ese contexto, desde la mutual pusieron la lupa en las auditorías, implementaron algunos cambios, lo que arrojó como resultado que 12 médicos facturaron en marzo servicios por $8 millones “que no habían prestado, sin documentación de respaldo, con planillas de atención que no se habían realizado y firmas falsificadas”.
Justamente los encargados de llevar adelante esas auditorías debía ser la AMP. Lo que significa poner al zorro a cuidar el gallinero. Con la lógica que pudo reconstruir este medio, todo dinero extra en la facturación iría a parar a esos $1.200 millones anuales que quedarían en los bolsillos de la entidad.
Dentro de las irregularidades detectadas por el IOMA habría planillas de conformidad fraguadas, en algunos casos personas con 800 consultas durante la cuarentena. Algunas se detectaron con llamadas por teléfono en el que los afiliados decían no conocer al médico. Ni siquiera les sonaban los apellidos.
“La suma es de más de 8 millones de pesos facturando por servicios que no habían prestado, afectando también a lxs afiliadxs, a quienes les usurparon sus datos y fraguaron sus firmas, cercenándoles su derecho a usar esos bonos. Por convenio, la AMP debió detectar esas maniobras a tiempo para evitarlas, pero no lo hizo entonces y sobran las razones para suponer que tampoco lo hizo antes, ni tenía previsto hacerlo en el futuro”, consignaron desde el IOMA el lunes en un comunicado oficial.
Incluso, al momento de anunciar la recisión del convenio el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, fue contundente. “No vamos a tolerar la corrupción, es una lucha que debe ser un valor para todos. Hay planillas y planillas con falsificación de firmas, es muy grotesco. Lo que uno esperaba es que quienes representan gremialmente a esos médicos que hicieron esta defraudación, salieran a decir ´no, no estamos de acuerdo con esto”, señaló.
Luego el funcionario de Kicillof agregó que “hay audios con amenazas de muerte, que hablan que al enemigo hay que matarlo donde al final aclaran que es metafórico” y se preguntó “¿Qué enemigo? Si queremos construir con todos los sectores un sistema de salud mejor”.
Diputados Bonaerenses