En medio de los abusos de precios tras la devaluación, un local cooperativo de la capital bonaerense decidió anunciar que dejó de comprar artículos de Mastellone Hnos, que tuvo subas mayores al 40%. Y se volcaron a marcas lácteas del interior «que son muy buenas», como Tregar o Manfrey.
En calle 25, entre 39 y 40, de La Plata funciona el supermercado La Amistad. Es uno más del conglomerado urbano, pero en los últimos días se destaca por algo más que sus ofertas: un mensaje dirigido a sus clientes, tanto en el mostrador como en sus redes. “Se suspenderá la compra de artículos La Serenísima”.
En un contexto inflacionario que se profundizó con la devaluación, las empresas alimenticias representaron uno de los rubros que más aumentaron. El supermercado plantense justificó su decisión en “los aumentos excesivos de Mastellone Hnos (línea LECHES, QUESOS, CREMAS, MANTECA, FINLANDIA, ETC)”.
La Amistad es un emprendimiento familiar que nació en 2004. Hoy es una cooperativa con 56 asociados y asociadas. Cuentan con vehículos propios, camiones. “Trabajamos con empresas directas, estamos creando un centro de distribución para ser distribuidores también en La Plata, somos referencia en precios en la zona, incluso en ciertos artículos más baratos que algunos mayoristas. Ya tenemos un nombre instalado en la ciudad”, destaca a Tiempo Santiago Brito, uno de sus integrantes.
“Decidimos dejar de comprarle a la Serenísima desde el 17 de agosto, solo la parte de yogures de Dannone no tuvo cambios fuertes. Acá además de trasladar la devaluación hubo una quita de bonificación importante y un cambio en el precio final del producto del 40% en algunos casos así que decidimos no comprarle porque el resto de las empresas lácteas incluso bancaron más; ellos en cambio, al otro día quitaron un sistema que tiene precio de lista y bonificaciones del 30%, del 35% o el 25%, y después le sumaron el 5% que le autorizaron a subir, en el precio final del producto era un montón”, relata Brito.
Acota: «Decidimos darle prioridad a los que no volcaron tanto a los precios y empresas más chicas. La Serenísima, que tiene que poder más que el resto, como formadora de precios, se fue muy arriba. Por eso tomamos esta iniciativa y ya no le estamos comprando hace unos días”.
Destaca que la gente reaccionó “re bien” y que están recibiendo “muchas repercusiones”, amplificando en tiempos de redes sociales. “Ahora se viralizó porque mucha gente lo banca y porque de alguna manera te estás plantando con una marca que se da por sentado que tiene que estar en la góndola, y un poco así es, pero bueno, nosotros decidimos tomar esta postura hasta que por lo menos bajen los precios un poco y vuelvan las bonificaciones, y que sean solo un 5 o un 10 por ciento para la gente. Por ejemplo, en la otra primera marca láctea el aumento fue mucho menos del 20 por ciento. Nosotros todo el tiempo buscamos marcas alternativas porque a la vez ellos te ponen el precio final del artículo, constantemente estamos en puja con La Serenísima. Nosotros somos parte del acuerdo de Precios Justos y no respetaban los precios del acuerdo. Solo lo respetan con cadenas. Entre todas estas cosas, una leche que deberíamos tener a 288 a la venta, que es el precio de referencia, nos la venden arriba de 300 y ahora subió más”.
La pregunta viene obvia: ¿Podrán aguantar en el tiempo? “Vamos a ir viendo si se puede tener ganancia mensual, ahora la estamos llevando bien y de hecho con La Serenísima no ganamos dinero. Nuestra idea siempre es tener el precio más barato de La Plata, así que para eso ya tenemos poco margen, por eso ahora tomamos esa decisión”.
Al mismo tiempo buscan abastecerse con otras marcas, en un mercado que tímidamente empieza a diversificarse, aunque sin un gran impulso oficial. «Hay marcas muy buenas del interior, nosotros laburamos Tregar, Manfrey y La Suipachense, o quesos de Córdoba; también La Varense, Queso Silvia, son empresas que nos abastecen bien, y una cooperativa que se llama Yatasto, vamos a ir tirando con todo eso y después la gente, la verdad, nos banca bastante”, acota Brito.
En estos días se comunicaron con ellos desde la Secretaría de Comercio pidiéndoles información de qué estaba sucediendo: “nosotros igual constantemente como estamos en el programa Precios Justos elevamos todo el tiempo facturas y precios. Nos pasa también con otras empresas que al ser un comercio chico no nos respetan los acuerdos, y el control del gobierno viene solamente por el lado de las cadenas. Le planteamos el problema a la Secretaría, tuvimos reuniones con el equipo, les mostramos con facturas y con hechos cómo todo lo que congelaban y controlaban en las cadenas se les estaba yendo por este lado, pero describieron el asunto y no brindaron ninguna solución por ahora, así que seguimos en la lucha”.
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