MACRI, BULLRICH Y UN MODELO QUE YA FRACASÓ

Macri parece renuente a aceptar el saldo que arrojó su mandato en materia social y económica.

Las palabras del expresidente Macri profundizan una evidencia harto sabida: la negación de la más poderosa de las ficciones. En el marco del encuentro del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp) en La Rural, Macri reivindicó las posibilidades del PRO y de Juntos por el Cambio ante los referentes de las principales cámaras de la industria, la construcción, el campo, el comercio y la Bolsa.

“Estoy más convencido que nunca que, si tenemos el coraje de hacer lo correcto, que es contrario a lo políticamente correcto, el futuro es nuestro”, afirmó. El contexto no era el mejor. Una parte importante del empresariado cree que Macri tiene responsabilidad en la fractura con Larreta y que pone en peligro la estrategia electoral de JxC. Incluso, no están seguros que una eventual victoria de Bullrich en la interna pueda integrar a los equipos de Larreta.

Pero más allá de esto, Macri parece renuente a aceptar el saldo que arrojó su mandato en materia social y económica. En rigor, lo que se vio ayer fue a un Macri que ofrendó al establishment la posibilidad de que el JxC (versión extrema derecha) siga siendo el partido que pueda encarnar los ideales electoralistas que, se supone, tienen los empresarios. Fue una especie de subasta donde el propio Macri les dijo que podían elegir entre Bullrich o Milei dejando a Larreta afuera de las alternativas, pero que la propia Bullrich reunía más experiencia incluso que Milei.

Como se dijo, lo relevante es que, una vez más, el propio Macri actuó olvidándose que sus políticas llevaron a un 2019 con una profundización de los principales problemas económicos y sociales que había recibido, al tiempo que creó otros que aún perduran. Esto, en la memoria reciente de los electores, recortó sus posibilidades de volver a la presidencia. La apuesta de Macri es hacer lo mismo. O Bullrich. Un ajuste fiscal repentino y profundo para llegar al déficit cero, unificar los tipos de cambio -ni bien se pueda- mediante una devaluación, una desregulación del acceso al dólar, bajar sensiblemente los derechos de importación y las retenciones a las exportaciones e impulsar reformas laborales, fiscales y previsionales que resulten regresivas para las mayorías, asegurando, otra vez, un fuerte recorte del gasto público.

A ello se suma la -supuesta- intención de disminuir impuestos a empresas, las contribuciones a la seguridad social y el achicamiento de determinadas áreas del Estado, políticas que la propia Bullrich no sabe explicar cuando se le pregunta.

Cabe pensar entonces que, independientemente de la dinámica de poder a la cual se asiste, la experiencia histórica ya demostró que ese programa de JxC-FMI no funciona. Si hasta ahora la gran diferencia que podía reservar el escenario de la competencia electoral es que el tándem JxC-Milei se disputaban la violencia y velocidad del ajuste, ahora esa divergencia parece tornarse mínima.

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